|| Ventanas.

por **everything** Sáb Feb 02, 2019 7:55 pm

Ventanas.

Mike cerró la puerta con fuerza, resultando en un estruendo que recorrió toda la casa. Se estremeció, pero recordó que no había nadie. No había nadie a quien le pudiera molestar. Y eso lo irritaba.
Se propusó caminar hacia la habitación, pero en el primer paso que dio sintió una puntada en la cien, seguida de un pitido en el oído. Se apoyó en la pared, con miedo a desplomarse en el suelo. Se llevó la mano a la frente, esperando que el dolor se fuera.
Aunque de todos modos, si lo que aquella chica decía era verdad, no podía morir. Al principio pensó que era una locura, pero, ¿quién era él para decir eso?
Después de unos minutos, comenzó a calmarse. Aun así, pensó que lo mejor sería tomar algo para asegurarse de que no le pasara de nuevo.
Antes de avanzar, contempló la posibilidad de que alguien entrara a la casa en el siguiente minuto. Negó con la cabeza para si mismo, intentando descartar la idea. Tras convencerse a si mismo de que estaba completamente solo, tomó su gorra con la mano derecha, puesto que la izquierda todavía la tenía apoyada contra la pared por si acaso.
Respiró profundo y comenzó a caminar hacia la habitación. Se tambaleó un par de veces, pero llegó a apoyarse en algo para no caerse. Se apoyó en el marco del pasillo que llevaba a su habitación y al baño. Contempló expectante la falta de luz que había ahí. Una tormenta había roto la lámpara hacía una semana. Por tanto, la única luz que entraba era la de la ventana.
Comenzó a avanzar, apoyado en la pared.

—Michael.

Se petrificó. Estaba solo en la casa. Nadie podía estarle hablando.

—Michael.

Venía de la ventana. Por el rabillo del ojo, divisó una figura detrás del vidrio.

—¡Michael!

Mike se volvió violentamente, buscando quien estaba hablándole.
No había nadie. Lo único que vio fue su propio reflejo en la ventana.
Llevó sus ojos hacia el baño, puesto que la puerta estaba abierta. Divisó los restos de cristal machucados que había en el suelo. En consecuencia, sintió una puntada en el brazo que tenía vendado.
El único y más grande peligro que había allí era él, se dijo, al ver únicamente su reflejo en el vidrio.

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♪ Hye Ri