Letters for an Angel
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Mensaje por everything Sáb Feb 09, 2019 12:25 am



Acostúmbrate.

Bloom caminó hacia la sala de estar, siguiendo a Mike.

—¿Entonces qué quieres?— preguntó el mayor sin darse vuelta.

—¿Te parece una pizza?

Michael se encogió de hombros, chasqueando la lengua.

—Está bien.

Se alejó para tomar el teléfono de línea y hacer el pedido, a lo que Bloom respondió dirigiéndose al sillón.
Con delicadeza se sentó en el mismo, suspirando. Era invierno, y el único calor que tenían era el de la pequeña estufa de Mike. Dirigió una mirada hacia donde se encontraba, para verlo apoyado en la pared hablando por teléfono.
Debido al frío, Michael no había querido quitarse la gorra, y por tanto, Bloom no había podido acercarse demasiado a su cabeza. Estaba comenzado a irritarse.

—Listo— rompió el silencio — En unos 15 minutos deberían de estar aquí...

El ángel no pudo evitar quedarse viendo un poco más arriba de la cara de Mike, acción que ciertamente lo molestó, aunque sabía que no lo estaba haciendo de mal.
La chica sacudió la cabeza, ordenando sus pensamientos. «Concéntrate, Bloom» pensó, «Solo lo dejas todo más incómodo».
Michael dejó las manos en sus bolsillos y se encogió de hombros, escondiéndose en su sudadera.

—Tengo frío— dijo, sabiendo qué era lo que Bloom estaba esperando — Y así me va a dar más frío.

—No si te abrazo.

Una bocina los interrumpió. ¿Ya habían pasado 15 minutos? El ángel asintió cuando Mike balbuceó algo a lo que no le prestó atención, pero supuso que sería un "ya vuelvo".
Suspiró. Era una idiota. Había estado todo el día pensando en Michael. Había estado todo el día pensando en besarlo, en decirle lo hermoso que era. Pero hasta ahora solo había logrado juguetear un poco con él. Nada del otro mundo.
Volvió a la realidad al sentir el fuerte portazo que Mike provocó sin querer. El mayor trincó los dientes esperando no haber molestado a su tortolita, pero en cambio la vio bastante tranquila.
Hizo una mueca.

—¿Estás bien?— le preguntó

—No.

Mike abrió la boca, sorprendido. Era la primera vez que Bloom contestaba eso. Dejó la caja sobre la mesa y caminó hacia ella, sentándose a su lado en el sillón.

—¿Qué te pasa?

—Es solo que...— Bloom reprimió las ganas de comenzar a sollozar. Qué escandalosa era.

Ambos hicieron silencio, esperando que el ángel continuara hablando.

—Estuve esperando verte todo el día— continuó — Pero tu no pareces del todo emocionado.

Michael contuvo la respiración, preparándose para reprimir. No era que no estuviera emocionado. Simplemente no quería que Bloom pensara que era más raro de lo que ya sabía. No tenía frío. De hecho, al llegar a su casa en invierno siempre solía dejar su gorra sobre la mesa y tirarse en el sillón a descansar.
El problema era que todavía no estaba seguro sobre si molestaba a la chica. Cosa que realmente no hacía.
Tampoco quería pasarse abrazado a ella todo el día, aunque tuviera que reprimir el impulso de empujarla hacia el cada vez que la tenía cerca.
Por otro lado, Bloom adoraba que Mike hiciera todas esas cosas, y al ver que no expresó nada, supuso que ya se estaba empezando a aburrir.

—¿En serio?— musitó Michael, quebrando el silencio.

Antes de que Bloom pudiera responder, la trajo contra su pecho y se recostó contra el posa-brazos del sofá. El ángel se dejó arrastrar y arrecostó su cabeza en el hombro de Mike.

—Pues, nunca antes me habías dicho que cuando tenías frío no te quitabas la gorra.

Michael hizo una mueca. ¿En serio nunca lo mencionó? Sí que era malo mintiendo.

—Pues, nunca te lo dije porque no es cierto.

Con delicadeza, jugueteó con su gorra antes de dejarla sobre la mesa al lado del sillón, repitiendo la acción que había hecho la primera vez que le mostró a Bloom sus cicatrices.
Por otro lado, el ángel sintió como si se hubiera liberado de un peso que tenía en la espalda. De hecho, ya sabía qué intentaba decir Mike. Solo quería que se lo explicara en sus palabras.

—La cosa es que no quería parecer tan "confianzudo"... ¿sabes?— musitó — Leroy me dijo que se había sorprendido cuando le dije que siempre que estaba en casa no la usaba, y pues-

—¿Y acaso yo me parezco a Leroy?

Aunque las palabras de Bloom fueron dulces, ciertamente llegaron a sonar como una amenaza. Claramente había querido decir: "No soy tu amiga, soy tu novia".
Mike desvió la mirada, sin nada que decir.
La tensión en sus hombros se desvaneció al sentir los labios suaves de Bloom plantarle un beso en el costado de la cabeza, justamente donde comenzaban las marcas de sus exageradamente visibles cicatrices.

—Había estado queriendo hacer eso desde que llegué— sonrió.

Puesto que no había pasado mucho tiempo desde el 9 de noviembre, el ángel no había querido abrumar demasiado a Mike, pero hacer eso había estado en su mente desde hacía ya un par de semanas.
Michael no dijo nada, puesto que estaba demasiado sorprendido como para hablar. De hecho, estaba extremadamente rojo. Más de lo que nunca había estado.
Bloom hizo una mueca, preocupada.

—¿Te dolió?— preguntó, ciertamente arrepentida.

—No, para nada— susurró Michael, todavía sin mirarla — En realidad, me gusta.

El chico reprimió un nudo en la garganta. Nadie había hecho eso antes. Ni siquiera su madre.
Por otro lado, Bloom sonrió dulcemente. Había encontrado un punto débil de Mike, pensó. Se estiró para volver a besarlo, haciendo que Michael comenzara a reir.

—¿Qué haces?— le preguntó en voz baja.

—Te doy besos— contestó Bloom.

—Sabes que no tienes que hacerlo.

—¿Y si quiero hacerlo?

—Pues sería raro.

—¿Por qué?

—Porque estas besando mis cicatrices, Bloom.

—¿Y qué? ¿Ahora no puedo besar las cicatrices de mi novio?

Michael toció. No estaba acostumbrado a que lo llamara así.

—¿Qué pasa?

—Nada.

—¿Fue porqué te llame mi novio?

—¿Qué? No.

—Claro.

El ángel rió para volver a besar a Mike, ésta vez más cerca de su frente.

—Acostúmbrate— le susurró.

 
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